Apéndice II
La ficción inglesa en prosa a finales del siglo XVII: las lecturas del Paladín de Essex
Leticia Álvarez Recio
Los listados de lecturas que aparecen en los capítulos I y IV del Paladín de Essex arrojan una valiosa información sobre la literatura popular inglesa de las últimas décadas del siglo XVII. En el capítulo I se describen de forma pormenorizada los libros que usa el protagonista para aprender a leer y a escribir, mientras que en el capítulo IV, de clara inspiración cervantina, el viejo Thomasio y el cura proceden al escrutinio de la biblioteca del joven Billy una vez que éste ha abandonado la aldea en busca de aventuras. En ambos pasajes, William Winstanley hace un recorrido por obras populares de la literatura de ficción en la Inglaterra de su época a la vez que introduce diversos comentarios sobre su valor como herramienta didáctica y de entretenimiento. Tales referencias bibliográficas no se limitan, sin embargo, a aquellas que figuran en los capítulos mencionados, sino que aparecen a lo largo de todo el texto, en el que a menudo se citan títulos y personajes literarios con los que estarían familiarizados los lectores de la obra de Winstanley, que pertenecían a esos grupos externos a las élites sociales y culturales del momento.
El propio Winstanley procedía de tales élites, aunque escribió para ese público externo a las mismas. Su variada obra narrativa en prosa, que incluye desde biografías (England’s Worthies, The Loyall Martyrology, The Honour of Merchant Taylors, Lives of the Most Famous English Poets), hasta historias inspiradas en la figura de Robin Hood o almanaques y colecciones de anécdotas (Histories and Observations Domestick and Foreign, Historical Rareties and Curious Observations Domestick and Foreign), iba destinada a un público amplio y popular que las consumía con avidez. De hecho, la revolución educativa que experimentó el país desde el último tercio del siglo XVI aumentó el nivel de alfabetización entre los sectores no aristocráticos de la sociedad inglesa, que se convirtieron en un importante nicho de lectores potenciales1. Los personajes que deambulan por el texto de Winstanley serían fácilmente reconocibles por este público, que disfrutaría además con los numerosos atropellos que sufre su protagonista, objeto continuo de extrañeza y burla por parte de los que lo rodean. Aunque es cierto que el comportamiento de Billy deriva de los efectos de esa lectura perniciosa de libros de caballerías y similares, el público de Winstanley no sería ajeno a dichas obras. Posiblemente y aun riéndose del escarnio que experimenta el protagonista, habría disfrutado con ellas. Winstanley aprovecha, pues, tales elementos cómicos y satíricos para introducir un debate sobre el valor de la literatura de ficción y su recepción. No se insiste solo en qué leer sino en cómo hacerlo. En este sentido, el autor adopta una perspectiva, la del bibliógrafo y crítico literario, que no le era ajena, ya que pocos años antes, en 1687, había publicado una historia de la literatura inglesa de los siglos XII al XVII (Lives of the Most Famous English Poets) en la que daba cuenta de la vida y las obras de 146 escritores. Muchas de estas entradas incluían comentarios sobre el estilo, calidad y reputación de dichos autores y sus escritos (Parker 313). Independientemente de su contribución a la formación del canon literario inglés, Lives of the Most Famous English Poets pretendía servir de guía para lectores que desearan mejorar sus conocimientos literarios (Hudson). No debe extrañarnos, pues, que Winstanley incluyera tales referencias y reflexiones en su Paladín de Essex, aunque en este caso parecen destinarse a lectores más jóvenes, así como a sus tutores.
Si se atiende al cómputo total, se pueden distinguir referencias a doce baladas2, canciones o cuentos populares individuales (normalmente en verso y publicados en un solo pliego), tres colecciones de baladas o historias breves en verso y cuatro colecciones de relatos breves en prosa de carácter cómico. Figuran, además, diversas citas a treinta y seis novelas, veintisiete de ellas de corte caballeresco, tanto medievales (siete) como de la edad moderna (veinte). Estas últimas incluyen obras de origen hispánico (doce) y piezas narrativas inglesas que seguían el patrón castellano (ocho). Se mencionan también tres obras de teatro y dos poemas narrativos extensos, uno de ellos de naturaleza caballeresca (vid. tabla 1). En términos generales se citan sesenta obras, prácticamente todas narrativas, de las cuales cuarenta y tres están compuestas en prosa. Este detalle confirma que en la segunda mitad del XVII la prosa se había convertido en la forma habitual del discurso narrativo, algo que se venía forjando desde finales del XVI, como atestiguan las fechas de las primeras ediciones de obras que se referencian (vid. tabla 2).
p. 217
Tabla 1
Obras de ficción en la biblioteca de Billy en El paladín de Essex
Género |
Títulos |
Autores |
Baladas, canciones y cuentos populares |
Fair Rosamond3 (prosa)
|
Anón.
|
Colecciones de baladas |
The Garland of Good Will
|
T. Deloney
|
Colecciones de relatos cortos en prosa |
The Sack Full of News
|
Anón.
|
Novelas no caballerescas |
Long Meg of Westminster
|
Anón.
|
Novelas caballerescas |
Bevis of Southampton (medieval)
|
Anón.
|
Obras de teatro |
Doctor Faustus
|
C. Marlowe
|
Poemas extensos |
Hero and Leander
|
C. Marlowe
|
p. 218
Tabla 2
Fechas de impresión de las obras referenciadas8
Títulos |
Fechas de impresión |
Fair Rosamond |
1658-1664, 1678-81, 1686-8, 1695 |
The Blind Beggar of Bethnal Green |
1686 |
King Edward the Fourth and the Tanner |
― |
Heroick Poem of Chevy-Chase |
1625, 1630, 1650, 1658-64, 1663-74, 1690, 1697-1709 |
Song of Sir Andrew Barton |
1630, 1658-1664, 1663-1674, 1681-84, 1693, 1695 |
Robin Goodfellow |
1625, 1628, 1639, 1663-74 1680 |
The History of Tom Thumb |
1621, 1630, 1655-8, 1663-74, 1684-1686 |
The Friar and the Boy |
1509, 1584-9, 1617, 1626, 1668, 1690, 1698, 1680 |
The Three Merry Wives of Green-Goose-Fair |
1694 |
Children in the Wood |
ca. 1635, 1658-64, 1663-74, 1686-8, 1687, 1695?, 1697-1714 |
Tom Stitch the Tayler |
1674-9, 1685 |
The Man of Kent9 |
― |
The Garland of Good Will |
1628, 1630-1651, 1631, 1659, 1678, 1685-1693, 1685, 1688, 1690 |
The Garland of Princely Delight Nine Pennyworth of Wyt for a Penny |
1620, 1690 (2) |
The Sack Full of News |
1673, 1685 |
A Hundred Merry Tales |
1526, 1548 |
Pasquils Jests |
1604, 1609, 1629, 1632, 1635, 1650, 1669 |
Scoggins Jests |
1570, 1613, 1626, 1655, 1695 |
Long Meg of Westminster |
1620, 1635, 1636, 1638, 1650, ca. 1680, 1690 |
The Second Wise Master (Seven wise masters of Rome) |
ca. 1493, 1576, ca. 1602, 1653, 1656, 1671, 1673, 1677, 1680, 1682, 1684, 1687, 1688 (3), 1693 (2), 1694, 1697 |
The Gentle Craft |
1599, 1600, 1627, 1637, 1639, 1640, 1648, 1650, 1660, 1674, 1675?, 1678, 1685, 1690, 1695?, 1696 |
Jack of Newberry |
1619, 1626, 1630, 1633, 1637, 1655, 1672, 1680?, 1680-89 |
Reynard the Fox |
1489, 1494, 1500-1506, 1525, 1600, 1620, 1629, 1640 (2), 1650, 1654, 1656, 1662, 1671, 1672, 1676, 1681, 1694, 1681, 1697 |
History of Fortunatus |
1640, 1676, 1682, 1682 (2), 1690 |
King and the Cobbler |
1670? |
Cleocreton and Cloryana |
1630?, 1665 |
Aratos, Prince of Greece |
1686, 1693, 1700 |
Bevis of Southampton |
ca. 1500 (2), ca. 1503, ca. 1510, ca. ca. 1515, ca. 1560, ca. 1565, ca. 1582 ca. 1610, ca. 1626, ca. 1630, 1630, ca. 1639, ca. 1654, 1662, 1667, 1689, 1691? (3) |
Guy of Warwick |
1497?, 1500?, 1553?, 1565, 1609, 1620, ca. 1625, 1632, 1635, 1640-1667, 1649, 1654, 1655, 1649, 1667, 1669, 1671, 1673, 1682, 1658-64, 1661, 1663-74; 1674-9, 1680?, 1681, 1685, 1684-1686, 1686, 1689, 1680, 1695?, 1695 |
Huon of Bourdeaux |
ca. 1515, 1601 |
Valentine and Orson |
1509, 1555, 1565, ca. 1615-20, 1637, 1649, 1659, 1671, 1675?, 1677, 1682, 1688, 1685, 1694 |
Destruction of Troy10 |
1473-4, 1473-4, 1502, 1503, 1553, 1596-7, 1606-7, 1617, 1636, 1663, 1670, 1676, 1680, 1684 |
History of King Arthur11 |
1485, 1498, 1529, 1557, 1582, 1634 |
Four Sons of Aymon |
1490, ca. 1505, ca. 1510, 1554 |
Palmerin d’Oliva |
1588, 1597, 1609?, 1615, 1616, 1637 |
Primaleon of Greece |
1595, 1596, 1619 |
Palmendos |
1589, 1653, 1663 |
Palmerin of England |
1596, 1602, 1609, 1616, 1639, 1664, 1685 |
Amadis de Gaule |
1590, 1595, 1598, 1618, 1619, 1652, 1664 |
Paladine of England |
1588, 1664 |
Galen of France |
― |
Bellianis of Greece |
1598, 1650, 1663, 1664, 1671, 1672 (2), 1673, 1678, 1683 |
The Mirror of Knighthood |
1578, 1580, 1583, 1585, 1586?, 1598, 1599 |
Knight of the Burning Sword (Amadis of Greece) |
1693, 1694 (3) |
Flores of Greece |
1664 |
Parismus |
1598, 1604-5, 1608-9, 1615, 1630, 1636, 1640?, 1649, 1649, 1657, ca. 1660, 1661, 1664, 1669, 1671, 1672, 1677, 1680?, 1681, 1683, 1684, 1689, 1696, 1697? |
Parismenos |
1599 |
Montelion, The Knight of the Oracle |
ca. 1600, 1633, 1640, 1658, 1661, 1663, 1668, 1671 (2), 1673, 1677, 1680, 1682, 1687, 1695 |
Ornatus and Artesia |
1599?, 1607, 1634, 1650, 1662, 1669, 1683 |
The Seven Champions of Christendom |
1596, 1597, 1608, 1616, 1623, 1626, 1636?, ca. 1640, 1660, 1665?, 1670 (2), 1670?, 1680, 1683, 1686, 1687, 1696 (2) |
Tom a Lincoln, The Red Rose Knight |
1631, 1635, 1655, 1668, 1682 |
Pheander, The Maiden Knight |
1597, 1617, 1661 |
Chinon of England |
1597 |
Doctor Faustus |
1592, 1608, 1610, 1618, 1622, 1636, 1648, 1658, 1660, 1664, 1682, 1686, 1687?, 1696, 1696, 1604, 1609, 1611, 1616, 1619, 1620, 1624, 1628, 1631 1663 |
George a Greene |
1599 |
Fryar Bacon |
1625, 1627, 1629, 1661, 1666, 1679 |
Hero and Leander12 |
1598, 1600, 1606, 1609, 1613, 1617, 1622, 1629, 1633 |
Orlando furioso |
1591, 1607, 1634 |
p. 219Los años de publicación de estos libros pueden ser relevantes para determinar el grado de popularidad que muchos de ellos alcanzaron en la década de 1690, cuando se publicaron las ediciones inglesas del Paladín de Essex. No es casual que las obras más editadas sean precisamente las que más citas acumulan en el texto de Winstanley. Entre ellas, destacan The Seven Champions of Christendom (nueve citas; diecinueve ediciones, diez después de 1650), Amadis de Gaule (siete citas; siete ediciones, dos después de 1650), Don Belianis (siete citas; once ediciones, diez después de 1650), Montelion (siete citas; quince ediciones, doce después de 1650), Palmerin of England (seis citas; siete ediciones, dos después de 1650), The Mirror of Knighthood (cuatro citas; siete ediciones, ninguna después de 1650), Pheander, the Maiden Knight (cuatro citas; tres ediciones, una después de 1650), Palmerin d’Oliva (tres citas; seis ediciones, ninguna después de 1650) y Parismus (tres citas; veinticuatro ediciones, quince después de 1650). Son todos libros de caballerías, unos de origen ibérico, otros que imitan el modelo hispánico (The Seven Champions, Montelion, Parismus, Pheander). A pesar de la popularidad de la que seguían gozando en la segunda mitad del XVII, estos textos eran denostados por algunos círculos intelectuales que a menudo los asociaban (como venía siendo habitual desde el XVI) con lectores poco avezados. El número de citas en El paladín de Essex subraya su impacto en la imaginación del joven Billy, incapaz de distinguir entre la realidad y la ficción caballeresca: «pero Billy estaba tan convencido de sus ideas que ya podríais haber movido la Tierra de su centro o detenido al sol en su curso diurno, que no lo habríais hecho cambiar de opinión, ni que pensara que los libros de caballería andante no eran verdad, sino que eran tan ciertos como la voz del mismo Júpiter» (83-84).
El viejo Thomasio y el párroco condenan a la hoguera esas obras caballerescas que consideran responsables de la locura del joven protagonista. De hecho, de los veintiséis textos seleccionados, veinticuatro son libros de caballerías, tanto medievales como renacentistas, originales ingleses o traducciones. Sin embargo, el expurgo que se hace de la biblioteca de Billy es más estricto que el que realizan el barbero y el cura en el capítulo VI de la primera parte del Quijote. Estos últimos alababan, con algunos matices, las obras de Amadís de Gaula, Don Belianís y Palmerín de Inglaterra, y por eso escapaban de la hoguera en el texto de Cervantes (61, 64-5). Sin embargo, en este pasaje de Winstanley, las versiones inglesas de estas tres obras corren la misma suerte que el resto de libros caballerescos, lo que podría apuntar a un cambio en el gusto literario del público inglés, especialmente el más instruido, que las relacionaba con un pasado de narración fantástica que no podían tomar en serio13. Thomasio critica el empleo que en ellos se hace de la magia, vinculada aquí a la brujería14, y los describe como un conjunto de mentiras y falsedades que solo pueden confundir a los lectores más ingenuos. Así se refiere, por ejemplo, a The Mirror of Knighthood o a Don Belianis, que también se critica por su falta de decoro.
p. 220Más duro es, sin embargo, el personaje del juez de instrucción, quien discute con el juez sobre la utilidad de los libros de caballerías en el capítulo XIV. Para el primero, las órdenes de caballerías son instituciones arcaicas e inútiles en las que se anima a resolver conflictos por medio de la violencia sin atender a la ley (90). En su opinión, los libros de caballerías son perjudiciales al alimentar la vanidad frente a la vida virtuosa (90). Aunque es consciente del carácter de entretenimiento de este tipo de literatura, el juez de instrucción subraya los peligros de la lectura ociosa e insiste en la imposibilidad de que los lectores más jóvenes puedan distinguir entre verdad y ficción: «Podrían inventarse muchas otras maneras […] de entretener la imaginación de los hombres que no fuera esta tan destructiva de leer tales libros, los cuales, cuanto mejor escritos están, más peligrosos resultan, pues algunos jóvenes los leen con tanta atención que se imaginan a sí mismos como aquellos que leen; supongo que tal es el caso de este joven que, leyendo libros de caballerías, ha creído ser un caballero andante» (151). Cien años antes, el traductor de The Politicke and Militarie Discourse of the Lord de la Nouue (1587) mostraba una preocupación similar ante la capacidad de estas obras para corromper la mente de los lectores más vulnerables, quienes «se corrompen a sí mismos al creer que van a alcanzar el gozo, mientras que, al perder el tiempo leyendo mentiras, acaban desdeñando esas obras en las que la verdad brilla con más claridad» (mi traducción)15. A pesar del siglo de diferencia, ambos textos aluden a lo que B. W. Ife ha llamado poison topos, esto es, a la idea de que esta literatura ejercía un efecto poco menos que venenoso (31-34). La pérdida de tiempo que suponía su lectura se consideraba, además, inmoral, como explica Virginia Krause, que subraya la creencia de los siglos XVI y XVII en el carácter sagrado del tiempo y por tanto en la necesidad de utilizarlo de manera virtuosa (139)16.
Winstanley asume muchos de estos argumentos en su crítica a los libros de caballerías, aunque no parece ser coherente en el empleo de la magia en su propia obra. De hecho, el anillo que dota al escudero Ricardo de invisibilidad le permite salir airoso de numerosos conflictos en los que protege a su señor y castiga a todo un elenco de personajes inmorales. No obstante, Ricardo es un pillo, un buscavidas sin principios, que en todo momento persigue el placer y garantizar su integridad física. La magia en El paladín de Essex no tiene el mismo efecto retributivo que en los libros de caballerías sino que se convierte en una herramienta de comicidad en manos de un antihéroe. Winstanley reutiliza elementos básicos de la literatura caballeresca, como lo maravilloso, en una clave cómica que acerca su texto (no olvidemos las escenas de sexo, de tabernas) al de la literatura picaresca, un género de notable popularidad en Inglaterra, sobre todo en traducción, a lo largo del siglo XVII17. La incorporación de elementos procedentes de distintos géneros narrativos que gozaban del favor del público incide en las intenciones comerciales de su autor. Sus numerosas referencias y comentarios no solo a los libros de caballerías sino a otras obras de ficción podrían interpretarse no como un simple ejercicio de crítica literaria o metaficción, sino también como un mecanismo por el que se publicitaban estos títulos para un público ávido de entretenimiento18.
p. 221Se incide, sin embargo, en la ausencia de dieciséis obras, que se ofrecen como alternativa a los libros de caballerías (vid. tabla 3). Entre ellas, destaca el romance19 pastoril The Countess of Pembrokes Arcadia, de Sir Philip Sidney (1554-1586). Curiosamente, la biblioteca sí cuenta con Argalus and Parthenia, de Francis Quarles (1592-1644), este último inspirado en una de las historias que aparecen en el texto de Sidney20. En su Lives of the Most Famous English Poets, Winstanley había reseñado la figura de Quarles en relación con Sidney (157), alabado en otro pasaje de su obra como gloria de la nación inglesa, modelo de verdadera nobleza y acopio de gracias y virtudes21. Winstanley destaca el uso del lenguaje que hace Sidney en su Arcadia así como los modelos de oratoria y comportamiento que ofrece a los lectores a los que, en su opinión, deleita con numerosas y variadas historias22. Ambos figuran en el listado de obras que se alaban en el capítulo IV del Paladín de Essex (62-3)23, en el que el cura describe al protagonista del romance de Quarles como «a pattern of Vertue, and example of true Love and Magnanimity» (62) [modelo de virtud y ejemplo de verdadero amor y magnanimidad].
Tabla 3
Obras ausentes en la biblioteca24
Autor |
Título |
Fechas de impresión |
F. Quarles |
Argalus and Parthenia |
1629, 1630, 1632 (2), ca. 1635 (3), 1639, 1647, 1651, 1656, 1654, 1656, 1659, 1656, 1668, 1669, 1671, 1677, 1684 1687, 1677-92, 1672, 1682-1702, 1683, 1691 |
P. Sidney |
Arcadia |
1590 (2), 1593, 1598, 1605 (2), 1613 (4), 1622 (3), 1623 (3), 1627-8, 1629 (2), 1633, 1638, 1655, 1662, 1674 |
N. Ingelo. |
Bentivolio and Urania |
1660 (2), 1664 (2), 1673 (3), 1669, 1682 (2) |
G. F. Biondi |
Eromena |
1632 |
G. F. Biondi |
The Banished Virgin |
1635, 1650 (2), 1651 |
M. de Scudéry |
Illustrious Bassa |
1652, 1674 |
M. de Scudéry |
Grand Cyrus |
1653-1655, 1691 (2) |
M. de Scudéry |
Clelia |
1655, 1656 (2), 1658, 1660, 1678 |
H. d’Urfé |
L’Astrée [Astreo] |
1620, 1625?, 1657, 1658 |
J. D. de Saint-Sorlin |
Ariana |
1636, 1641 |
S. de la Calprenède |
Cassandra |
1652, 1661, 1664, 1667 (2), 1676 |
S. de la Calprenède |
Cleopatra |
1652 |
S. de la Calprenède |
Pharamond |
1662, 1662, 1677 |
J. P. Camus |
Iphigenes |
1652 |
P. Ortigue |
Grand Scipio |
1660, 1661 |
p. 222Los otros libros que no figuran en la biblioteca de Billy son traducciones de novelas italianas (3) y francesas (10), muchas de ellas de los autores más representativas del género del roman héroïque: Jean Desmarets de Saint Sorlin (Ariana), La Calprenède (Cassandra, Cleopatra, Pharamond), Scudèry (Illustrious Bassa, Grand Cyrus, Clelia) y Camus (Iphigenes). Estos definían sus obras como ejemplos de moral, retórica y verosimilitud (Bannister) a la vez que las distinguían de los libros caballerescos, que consideraban bárbaros, poco refinados, abundando en magia o brujería (Hosington 118-20). Así lo explica Pierre Daniel Huet en su Traité de l’Origine des Romans (1670; trad. 1672): «Igual que nuestros modales y nuestra gente son refinados, los romances siguen nuestro ritmo y del mismo modo llegan a la perfección. Ya no se oye hablar de gigantes, dragones o castillos encantados, que hacían tanto ruido en los romances de tiempos pasados. Los autores ahora consultan a la naturaleza»25.
A pesar de los esfuerzos de autores e impresores a ambos lados del canal de la Mancha por dotar a este nuevo tipo de romances de un valor cultural superior, el público lector seguía siendo el mismo, igual que los intereses económicos que compartían los agentes editoriales especializados en estas obras, que gozaron de una notable popularidad en Inglaterra hasta finales de la década de 1570 (Eardley 134-9). El narrador de Winstanley comparte un criterio parecido cuando describe esta literatura como «of more refined sort» (63)26 [de los de género más refinado] , aunque en el momento que se publican ambas ediciones de la versión inglesa del Paladín de Essex, su popularidad no era ya tan significativa. En contraste con los libros de caballerías, que se siguen imprimiendo hasta finales del siglo, las últimas ediciones que se publican de estos romances son de los años setenta, con la excepción del Grand Cyrus (1691), de Scudèry (vid. tabla 3). No es fácil entender, pues, la aparente apuesta de Winstanley por el romance heroico. De un lado, podría interpretarse como un ejercicio nostálgico por un género con claros vínculos con la institución monárquica desde tiempos de Henrietta María hasta los reinados de Carlos y Jacobo II (Ballaster 384-5; Hosington 118). En tiempos convulsos, tras la Revolución Gloriosa y dada la ideología del autor, claro simpatizante monárquico, no sería descabellado leer estas líneas como un posible guiño a los tiempos que quedaron atrás.
p. 223Sea como fuere, las referencias literarias de Winstanley dibujan un panorama bastante preciso del papel de la narrativa, sobre todo en prosa, tanto en la literatura inglesa de la segunda mitad del siglo XVII como en el mercado del libro del mismo periodo. El carácter satírico de su texto permite interpretar la crítica de los libros de caballerías de forma inversa a como lo hacen sus personajes. Quizás esos libros no puedan ya ser modelos didácticos, como pasaba en el siglo XVI, pero su valor como forma de entretenimiento sigue siendo válido. Al contrario de lo que habían defendido los autores y teóricos del roman héroïque francés, Winstanley no prescinde de lo maravilloso, pues concede al anillo mágico de Ricardo un papel clave en la obra. De esta manera, reescribe el valor que la magia había adquirido en los viejos libros caballerescos. Y parece funcionarle, como confirman dos ediciones del Paladín de Essex en una misma década. Frente a los personajes lejanos y exóticos de los textos franceses, Winstanley, siguiendo a Cervantes, dota a sus protagonistas de un marcado carácter local en un mundo perfectamente reconocible para sus lectores. Lo caballeresco se reconsidera, incluso se invierte, pero sigue divirtiendo al público, igual que esas otras lecturas que conforman la educación del joven Billy y que no son más que un compendio de la literatura popular más reconocida en tiempos del autor27.
Bibliografía citada
Álvarez Recio, Leticia, ed. Iberian Chivalric Romance. Translations and Cultural Transmission in Early Modern England. University of Toronto Press, 2021.
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p. 224
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1.Lawrence Stone sitúa esta revolución educativa entre las décadas de 1560 a 1640. La Guerra Civil frenó la tendencia, que no se recuperó en la segunda mitad del XVII. A pesar de todo, la posibilidad de leer (y en menor medida, escribir) garantizaba no sólo un acceso más directo a la palabra de Dios, como defendían los pastores protestantes, sino que se convirtió en una habilidad muy útil para el comercio y, sobre todo, para el entretenimiento. No es de extrañar, pues, que las imprentas tuvieran cada vez más demanda de textos de carácter religioso, manuales de tipo práctico y literatura popular como almanaques, historias, colecciones de anécdotas o narrativas de viajes, entre otros (Cressy 3-8). A su vez, un mayor acceso a la educación básica permitió que aumentara la producción impresa de literatura popular, lo que tuvo un efecto determinante en la tradición oral de la que se había nutrido (Spufford 9-12).
2.Se ha tomado el sentido que tiene el término ballad en inglés, referido a narraciones de historias populares en verso, esto es, el equivalente histórico de los romances españoles.
3.Fair Rosamond, The Blind Beggar of Bethnal Green y Children in the Wood son adaptaciones en prosa de antiguas baladas en verso, probablemente dirigidas a un mismo público (Gaunt 5).
4.Posiblemente, The Seven Wise Masters of Rome.
5.Anthony Munday menciona este título, que aparentemente tradujo del francés, en su dedicatoria del Mirror of Mutability (1579) al conde de Oxford. No se ha conservado ningún manuscrito ni edición impresa de la misma.
6.Según Pedro Javier Pardo, este título podría referirse al héroe de The Mirror of Knighthood, la versión inglesa de Espejo de príncipes y caballeros, aunque resulta extraño ya que a continuación se menciona esta obra. Otra alternativa plausible es que se esté aludiendo a una traducción del Caballero del sol (1617), pieza teatral de Vélez de Guevara inspirada en este personaje, o incluso a una posible versión inglesa del libro de caballerías de Pedro Hernández bajo el mismo título (1552) (Pardo 110).
7.Debe tratarse del libro IX amadisiano, cuya versión inglesa, Amadis of Greece, se publicó por primera vez en 1693 (Pardo 110).
8.Para fijar las fechas de impresión se ha hecho un rastreo pormenorizado de las bases de datos electrónicas English Short Title Catalogue (ESTC, British Library) y Early English Books Online (eebo, ProQuest). Se han considerado solo las ediciones impresas en los siglos XV-XVII.
9.Esta canción se cantó en numerosas óperas de la Restauración, aunque no hay constancia en el ESTC de que se publicara de manera individual.
10.Esta obra se publicó en lengua inglesa bajo el título The Recuyell of the Historyes of Troy.
11.Las fechas de impresión son las de Morte DArthur, de Thomas Malory. Sin embargo, se debería tomar en cuenta también las obras de Martin Parker, Life and Death of Arthur King of Britain (1660) y la traducción de John Bourghcher, Arthur of Little Britain (1560, 1582).
12.Podrían considerarse también la versión de Humphrey Crouch (1669, 1689-1709, 1690?, ca. 1693) y la adaptación burlesca de William Wycherley (1669, 1651, 1653).
13.Determinante en este cambio fue, sin duda, el Quijote de Cervantes, como apunta Nandini Das: «Miguel de Cervantes’s Hidalgo de la Mancha made it impossible for any reader of romance to look at its wonder quite in the same way ever again» (19).
14.«They were all composed of meer witchcraft, and therefore not fit to be suffered in a well-governed Common-wealth» (Winstanley 60).
15.[Who] «pollute themselues, wening to reape delight, and through loitering in reading of lies, do disdaine those wherein the truth doth most euidently shine forth» (G8r).
16.Para una exposición más detallada de los argumentos habituales utilizados contra los libros de caballerías, véase Álvarez Recio 4-6.
17.Prueba de ello son las numerosas ediciones inglesas de los dos clásicos de la literatura picaresca española: el Lazarillo y Guzmán de Alfarache. A la primera versión inglesa del Lazarillo de 1586 sucedieron diez ediciones más publicadas en 1596 (2), 1622, 1624, 1631, 1639, 1653, 1655, 1669 y 1677. El Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán, se tradujo con el título de The Rogue, publicado en 1622, 1623, 1630, 1634 (2), 1655, 1656 (5) y 1685.
18.El editor de ambas ediciones de The Essex Champion, Josiah Blare, vendió también algunas de las obras narrativas que se mencionan, como la edición de 1680 de Children in the Wood, el poema Hero and Leander (1687) y los libros caballerescos Parismus (1680) y Amadis of Greece (1693-4). Hubo, de hecho, una progresiva especialización por parte de diversos grupos de impresores y editores en los géneros narrativos dirigidos a un público popular (Bladgen, Gaunt 2-4). Las obras mencionadas en el texto de Winstanley figuraban en las tiendas de editores como Blare, Thackeray y Passenger, que monopolizaron en estos años el mercado de libros de caballerías, entre otros. Sería plausible concluir, pues, que las referencias literarias que Winstanley introduce en su texto podrían servir como reclamo comercial para los lectores interesados en estos géneros.
19.El término romance se emplea aquí con el sentido que tiene en la literatura inglesa, esto es, como un texto narrativo de cierta extensión y, generalmente, en prosa, con algunas características adicionales que se especifican en el estudio de este libro. Los más populares eran, sin duda, los caballerescos, lo que explica que este sentido del término aparezca en el DRAE aplicado a los mismos.
20.Josiah Blare publicita el romance de Quarles en el listado de libros a la venta al final de la edición de 1699 de la versión inglesa del Paladín de Essex.
21.«The Glory of the English nation in his time, and pattern of true nobility, in whom the graces and muses had their domestical habitation» (Lives 79).
22.«He composed that incomparable Romance entituled, the Arcadia … A book … which, besides its excellent language, rare Contrivances, and delectable Stories, hath in it all the strains of Poesie, comprehendeth the whole art of speaking, and to them who can discern and will observe, affordeth notable rules of Demeanour» (Lives 80).
23.Hubo veintinueve ediciones de la obra de Quarles en el siglo XVII, veinte de ellas impresas después de 1650. Curiosamente y a pesar de su status canónico, en el ESTC solo constan tres ediciones de la Arcadia de Sidney publicadas después de esta fecha (1655, 1662 y 1674). Su impacto editorial fue mayor en las primeras décadas del XVII (vid. tabla 3). No es de extrañar, pues, que en el texto de Winstanley se alabe de manera más explícita el romance de Quarles frente a la obra de Sidney, que pasa más inadvertida.
24.Con la excepción del romance Argalus and Parthenia, de F. Quarles, que sí figura en ella.
25.«As our manners and people are refin’d, Romances also hold pace with us, and by the same degrees arrive to perfection. Giants, Dragons, and Enchantes Castles, which made so much noise in Romances of former times, are no longer heard of. The Composers do now consult Nature» (A3r).
26.El personaje del vicario aporta dos nuevas razones que podrían explicar la ausencia de estas obras en la biblioteca del protagonista. De un lado, alega que quizás no se habrían escrito, hipótesis que no se puede confirmar ya que el tiempo en el que se enmarca la acción narrativa no está definido. (En la primera página de la novela se sitúa la acción «not many years ago».) De otro, apunta a que, al ser obras más caras, es posible que Thomasio no pudiera permitírselas. Este último argumento sería plausible dado que se trataba de obras muy extensas y por ello, menos económicas.
27.Por otro lado, el catálogo de obras populares narrativas (tanto en verso como en prosa) que realiza Winstanley es más acorde al tipo de títulos que incluye Samuel Pepys en sus colecciones Vulgaria y Penny Merriments, formada por chapbooks o libros baratos con una baja calidad de impresión (Spufford 129-55) y que el coleccionista adquirió entre los años 1682 y 1687 (Spufford 131). Su inclusión en la colección de Pepys subraya el valor que estos textos comenzaban a tener como testimonio de la cultura popular inglesa entre determinados círculos intelectuales precisamente en el periodo en el que se publica la primera edición de El paladín de Essex.