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Capítulo XXVII
Conferencia terminada

Pronunciadas estas frases grandiosas, clavó nuestra heroína los ojos en Glanville (que maldecía entre dientes a Coriolano y a Cleopatra) y, como no viese señal alguna de alegría en su rostro, añadió con un tono dignísimo:

—¡Permanecéis quieto, Glanville, y no teméis que me retracte!

—No aprecio tanto como vos los favores que me hacéis: no puedo agradeceros una orden, que me priva del placer de veros hasta justificarme de un delito que no he cometido y que es contra la verosimilitud*.

—Pudiera, Glanville, reprocharos el modo con que recibís mis finezas; pero quiero ahorraros esta mortificación. No mudaré, pues, mis favorables disposiciones y continuaré diciéndoos, en el idioma de Cleopatra, que...

—Prima mía, no puedo más conmigo: vuestra Cleopatra es un ente a quien detesto; hablad, os lo suplico, por vos misma, pues ni ella ni nadie en el mundo pueden decirlo mejor.

Tuvo Arabela que morderse los labios para no reír de aquella viveza y le dijo:

—No puedo dispensarme de emplear las mismas expresiones de la heroína. Es posible que estéis justificado en mi corazón por las inquietudes que mostrasteis por mí, por la probabilidad de vuestras razones y por la buena opinión que tengo de vos, pero es menester que vuestra inocencia sea pública, para que Arabela pueda legítimamente volveros su estimación.

Viendo Glanville que nada alcanzaba a curar a su prima de su extravagante heroísmo, salió sin replicar. Su enfado, tomado por efecto de desesperación, produjo un movimiento de lástima y unas reflexiones serias sobre la dureza de las leyes del honor.

Solo ya Glanville, pasó revista a todas las ridiculeces de Arabela y conoció que una mujer de esta naturaleza le daría continuados disgustos, pero estaba su corazón prendado de las gracias de su persona y de otras muchas cualidades amables; solo faltaba a su felicidad verla despojada de sus nociones novelescas. Mientras Glanville se entregaba a estas reflexiones, estaba su hermana hablando con Belmur, que acababa de llegar.

i Unas veces se utiliza la forma verosimilitud y otras verisimilitud; ambas formas son correctas para Aut.